Edición musical – Bailar es simplemente descubrir
Cuando me llega este encargo, a pesar de contar con muy poco tiempo, lo acepto sin dudar. Una academia de baile, terminando el curso, preparando las coreografías para la «fiesta» de fin de curso…sé que me va a dar mucho juego para hacer un montaje musical de nivel. Cargo con casi todos mis juguetes y a rodar.
La sala está muy bien iluminada, con dos grandes ventanales por dónde llega luz natural a ambos lados, genial porque elimina las sombras, y da un aspecto a la imagen de pureza, como despejado. La escuela tiene muchos detalles (cuadros, frases, un mural con el logotipo, merchandising) que vienen muy bien para los planos de emplazamiento y aporta personalidad a la escuela, y al vídeo. La única pega, es poco profundo, lo que me fuerza a planos predominantemente laterales para conseguir profundidad y a usar el angular (que no es mi mejor objetivo) para los planos generales.
A partir de aquí, a grabar, al principio como siempre, los alumnos están muy pendientes de la cámara, así que me muevo poco hasta que se habitúan, aprovecho para sacar planos de detalle, que no se vean caras. Cuando ya estás un rato ya eres uno más, entonces ya puedes acercarte, meterte algo por enmedio y sacar los juguetes, el flycam y mi favorito: el slider. También juego con lo que me ofrece el local para variar los planos; cortina, espejo, reflejos del suelo…
En todo vídeo, intento contar una historia, o muchas. Por eso no basta con captar lo obvio. Estamos en una escuela de baile, lógicamente habrá gente bailando, pero se puede sacar mucho más; una niña mirando a su hermana mayor, una corrección con delicadeza de la profesora, la energía de otra profesora coreografiando con las alumnas, una pareja sonriendo al bailar…después «solo» hay que acompasar esos momentos con la música y tenemos la historia de una escuela de baile, donde niños y adultos de todas las edades van con su madre, su pareja o sus amigas, reciben una atención personal y cercana, aprenden a bailar y se divierten.